Nehemías 6:1-15
Trasfondo Histórico
Nehemias = A QUIEN DIOS HA CONSOLADO
Contiene sus memorias relativas a la misión que le fue oficialmente encomendada por el rey persa Artajerjes I: viajar a Jerusalén y encargarse de la restauración de sus murallas (cap. 3–7).
Las tareas de Nehemías se desarrollan de acuerdo con un gran proyecto de reconstrucción de la ciudad y de reforma religiosa y moral del pueblo, cuya fe y costumbres habían estado expuestas, durante los muchos años del exilio, a influencias externas que a menudo lo habían desviado de la recta obediencia a la ley de Dios
Temática
Un mal Carácter detiene la obra
(Propósito divino)
V:.1-21Cuando oyeron Sanbalat, Tobías, Gesem el árabe y los demás de nuestros enemigos que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él brecha alguna (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas de las puertas), 2Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: «Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono». Pero ellos habían pensado hacerme mal
Sanbalat = (Criticas) y Tobías = (burlas) estaban desesperados.
El muro estaba casi terminado y sus esfuerzos por detener su construcción estaban fracasando, así que intentaron otra cosa: centraron sus ataques en el carácter de Nehemías.
A)- Lo atacaron en su persona con rumores (6.6), leer
B)-Engaños (6.10–13) LEER
C)-Y falsos informes (6.17).LEER
Los ataques personales hieren y cuando la crítica es injustificada, es fácil desesperarse. Cuando usted hace la obra de Dios, puede ser que reciba ataques personales. Confíe en que Dios completará el trabajo y no haga caso de lo que digan, como lo hizo Nehemías.
El campo de Ono estaba 32 km al noroeste de Jerusalén. Si Sanbalat y Gesem el árabe = (Prepotencia, Altivez) hubieran logrado convencer a Nehemías de encontrarse allí, podrían haberlo emboscado en el camino.
V:3-8 3Entonces envié mensajeros para decirles: «Estoy ocupado en una gran obra y no puedo ir; porque cesaría la obra si yo la abandonara para ir a vosotros». 4Cuatro veces me enviaron mensajes sobre el mismo asunto, y yo les respondí de la misma manera.
5Entonces Sanbalat me envió a su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano, 6en la cual estaba escrito: «Se ha oído entre las naciones, y Gasmu lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; 7y que has puesto profetas que, refiriéndose a ti, proclamen en Jerusalén: “¡Hay rey en Judá!”. Estas palabras van a llegar a los oídos del rey; ven, por tanto, y consultemos juntos».
8Entonces envié yo a decirle: «No hay nada de lo que dices, sino que son invenciones de tu corazón»
Durante esos días, los profetas como Malaquías anunciaban la venida del Mesías (Malaquías 3.1–3). Sanbalat, con su talento natural para provocar problemas, procuró poner al pueblo en contra de Nehemías al decir que este trataba de proclamarse rey. Además, amenazó con informar al rey de Persia de que Nehemías estaba comenzando una revuelta.
Sanbalat hizo llegar a Nehemías una carta abierta o sin sello. Esto demuestra que intentaba hacer público el contenido de la misma. Sin embargo, las acusaciones de Sanbalat eran falsas y no apartaron a Nehemías de su tarea.
V:9 9Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: «Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada». «¡Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos!»
Cuando la oposición se levanta en contra nuestra o en contra de la obra de Dios, es tentador orar: «Señor, líbrame de esta situación». Pero Nehemías oró: «Oh Dios, fortalece tú mis manos». De esta manera mostró gran determinación y carácter al permanecer firme en su responsabilidad. Cuando nosotros oramos por fortaleza, Dios siempre responde.
V:10 10Después fui a casa de Semaías hijo de Delaía hijo de Mehetabel, porque estaba encerrado. Él me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del Templo, y cerremos las puertas, porque vienen a matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
Semaías advirtió a Nehemías del peligro y le dijo que se escondiera en el templo. Nehemías fue sabio al analizar el mensaje, y comprendió que era un truco más del enemigo. La gente puede dar mal uso al nombre de Dios al decir que conocen su voluntad cuando en realidad tienen otros motivos. Examine a los que se auto-titulan «mensajeros de Dios» para ver si pasan la prueba de ser coherentes con lo que la Palabra de Dios nos revela.
V:10–14 Leer 10Después fui a casa de Semaías hijo de Delaía hijo de Mehetabel, porque estaba encerrado. Él me dijo:
—Reunámonos en la casa de Dios, dentro del Templo, y cerremos las puertas, porque vienen a matarte; sí, esta noche vendrán a matarte.
11Pero yo le respondí:
—¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al Templo para salvarse la vida? No entraré.
12Reconocí que Dios no lo había enviado, sino que decía aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. 13Pues fue sobornado para intimidarme, para que así yo pecara. Ellos aprovecharían esto para crearme mala fama y desprestigiarme.
14«¡Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de la profetisa Noadías y de los otros profetas que procuraban infundirme miedo!».
Cuando lo atacaron personalmente, Nehemías no quiso rendirse al miedo y huir al templo. De acuerdo con la Ley de Dios, hubiera sido incorrecto esconderse en el templo porque no era sacerdote (Números 18.22). Si hubiera salido huyendo, habría socavado el valor que estaba tratando de infundir al pueblo. Los líderes son un blanco de ataques. Acostúmbrese a orar por los que están en autoridad
(1 Timoteo 2.1, 2). Pida a Dios que los fortalezca para soportar los ataques personales y las tentaciones. Necesitan el valor que sólo Dios da para superar el temor.
6.15 Daniel, quien había formado parte del primer grupo de cautivos llevados de Jerusalén a Babilonia (605 a.C.), predijo la reconstrucción de la ciudad (Daniel 9.25).
Aquí se cumple su profecía. Al igual que Nehemías, era un judío que llegó a tener un puesto prominente en el reino a donde lo habían desterrado (Daniel 5.29–6.3).
V:15 Decían que no se podía lograr, que el trabajo era demasiado y los problemas muy grandes. Sin embargo los hombres y las mujeres de Dios, unidos en las tareas especiales, pueden resolver problemas enormes y realizar grandes cosas. No permita que el tamaño de una tarea o la cantidad de tiempo necesario para realizarla le impida llevarla a cabo. Con la ayuda de Dios, se puede hacer
15Fue terminado, pues, el muro, el veinticinco del mes de Elul, en cincuenta y dos días. 16Cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros; se sintieron humillados y reconocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra
Diego Luís Peña Palacios
Ministerio Apostólico y Profético